Edición Español: El Ensayo Synthfluencer

Escrito por Max Alper
Traducido por Jonas Martinez

“Oye chico, ven pa’ ca. Sí, tú. ¿Te gusta lo que ves, sabelotodo? Todo este equipo de música está diseñado para llamarle la atención a medio mundo. Mis followers están por las nubes. ¿Qué tal si te digo que tú también podrías ser un exitoso artista de música electrónica? Solo necesitas un par de billetes, y rápido te seteamos con uno de estos aparatos calientitos y ready para tu consumo. ¿Te gusta ese eurorack? ¿Quieres hablar de negocios?

La gente que brega con la tecnología músical es bien rara. Tenemos al mundo entero en nuestros bolsillos cuando se trata de dispositivos de hardware y software capaces de crear cualquier sonido que podamos imaginar, y a una fracción del costo desde hace más de dos décadas. Y, sin embargo, estamos más divididos que nunca sobre la forma "correcta" de hacer las cosas. Análogo vs digital, teclados de piano vs interfaces de sonidos especiales, hardware vs software: estos son los temas que hacen que la gente se ponga agresiva en una sección inocente de comentarios de fotos pseudo-pornográficas de los últimos juguetes de música en las redes sociales.

Estos no son temas nuevos en la escena de producción musical. Y, en muchos sentidos, la cultura que rodea a las comunidades de sintetizadores, y de diseño de audio profesional, está reemplazando a la de los entusiastas de guitarristas, amplificadores y pedales. Esta necesidad constante de ser la persona superior cuando se trata del equipo que usan para crear música está un poco de más. Tenemos que hablar sobre la obsesión de estar actualizando nuestras herramientas de trabajo constantemente para expandir nuestro arsenal musical. El término que usamos para las personas que están sin necesidad y sin ningún plan para usar estos nuevos dispositivos después de un par de semanas (pero como quiera compran todo lo que sea “cool” y pal carajo la cuenta bancaria), se ha definido como Síndrome de Adquisición de Equipos, o GAS por sus siglas en inglés.

La mayoría de los músicos pasan por un período de GAS al menos una vez en sus carreras, es más común cuando recién estamos comenzando un proyecto de música particularmente nuevo y vamos a la tienda de música como corderos al matadero. Te juro que el agente de ventas puede olerlo en nosotros. Ganamos dinero para gastar dinero, gastamos para adquirir, adquirimos para coleccionar y apreciar. Ya sea una nueva pieza de hardware o esa librería de plug-ins que solo está a la venta este fin de semana, nos convencemos de que estos productos son esenciales para definir completamente nuestro sonido artístico, incluso cuando nuestros estudios de música se van llenando de diferentes equipos de música que inevitablemente vamos a ignorar después de un tiempo.

Estamos condenados al consumerismo, incluso cuando está claro que es totalmente posible el componer y grabar un álbum de música profesional y novedoso en algo tan común como un celular o una tableta. El problema es que ahora parece que no es posible hacer sonidos innovadores con las herramientas que ya tenemos disponibles de gratis o a bajo costo, sino las herramientas que se llevan toda la atención son llamativas y lo suficientemente nuevas como para obtener algún tipo de influencia social – ya sea en el Internet, en conciertos, en la sección de sintetizadores de Guitar Center tratando de explicarle al gerente qué tu sabes más que ellos cuando te tienen acorralado, etc.

Hemos entrado a la era del Corvette rojo de la tecnología musical, donde las transacciones de cinco dígitos se basan en la atracción sexual de un dispositivo de producción de sonido tanto o más que en el sonido mismo. Y sin duda, ¡el sexo vende! Un iPad o una laptop Toshiba simplemente no brindan la escenografía ideal para un anuncio de Instagram de 60 segundos para tu disco nuevo. Ustedes saben de lo que hablo: esos videos que tienen un sistema Eurorack masivo, una colección de plantas por todo el cuarto, y las luces esas que son como una cadena de bombillas. Claramente esto es todo lo que se necesita para pegar en las redes, mientras que tengas la capital para hacerlo, claro está.

Entonces, ¿cómo podemos desaprender todo lo que nos enseñó el mercado de la obsolescencia planificada? Nuestros cerebros han sido programados desde la infancia para comprar, comprar, y comprar. La única diferencia como artistas adultos es que hemos reemplazado nuestros carritos de control remoto, figuras de acción, y plastilina colorida y extrañamente fragante, con módulos de filtros análogos controlados por voltaje y con secuenciadores. El problema cae en diferenciar entre una necesidad musical y un deseo musical.

Por ejemplo, tú necesitas ese bombo 808 bien pesado, cálido y de onda sinusoidal como tu instrumento de bajo principal para tu última pista de hip-hop. Tu quieres comprar ese Roland TR-8S Rhythm Performer. Esta herramienta es ciertamente una opción versátil, táctil y, por supuesto, mucho más sexy que solamente cuesta más de $700 a precio regular. Sin embargo, existen innumerables clones de software del kick original de los TR-8s a una fracción del costo, si no gratis. Hay emuladores completos del TR-808 original para iOS y Android hechos por ingenieros de sintetizadores profesionales que colocan cada perilla y función gestual del TR-808 original en su propia función en la pantalla, permitiéndole simplemente conectar tu celular a la bocina y convertirte en el DJ Nelson de la fiesta en un instante.

Si la calidad táctil y el rendimiento de hardware son prioridades para tu flujo de trabajo, sabes que los ingenieros de software han considerado esto, ¿verdad? Para eso mismo es que se construye un controlador de MIDI basado en perillas y botones, pero yo diría que un controlador mapeado a su gusto y una colección de instrumentos VST supera muchas veces la capacidad de rendimiento de una pieza individual de hardware. Al asignar funciones individuales a cada pad, fader o perilla, usted participa en el diseño de su propia interfaz de usuario: una interface de usuario construida por ti y solo para ti.

Al final del día, el debate entre hardware y software, análogo vs digital, boutique vs comercial, vinilo o CDJ, CDJ vs laptop, etc. se reduce al purismo. Nosotros, como músicos, hemos aprendido a hacer las cosas a nuestra manera durante toda nuestra historia, con cada generación rebelándose contra la anterior al forjar su propio camino y su estética musical. Sin embargo, nos volvemos más conservadores mientras pasa el tiempo, a medida que nuestra estética se vuelve irrefutable, podemos encontrar algún éxito a través de ella, ya sea comercial, académica o de otro tipo. Ciertamente, nosotros, como artistas adultos, podemos ponernos a la defensiva cuando nos enfrentamos a un concepto o dispositivo recién inventado que racionaliza y democratiza para la juventud los objetos musicales que nos llevó décadas dominar y miles de dólares de nuestro bolsillo para adquirir. ¡El cambio nos da miedo!

“En mi época, no solo tocábamos esos pianofortes al azar, sino que nos aferrábamos al estancamiento dinámico en el clavicémbalo para un verdadero desafío”.

“En mi época, no permitíamos a todos estos órganos de lengüeta en casas y pubs como un grupo de jíbaros sucios. Tocábamos el piano en el salón del duque y, por supuesto, teníamos recitales de órgano en la capilla, obviamente, teníamos un estándar mucho más alto en ese entonces”.

“En mi época, no tocábamos esos teclados electrónicos como juguetes que pueden hacer cualquier sonido de organo como un idiota. Nos quedabamos con nuestros órganos de lengüeta de acordes para obtener ese sonido de aire que se siente real, eso es lo que hace que el tono sea tan especial, después de todo”.

“En mi época, teníamos que hacer más que simplemente tocar los botones de una máquina o una computadora como un millenial asqueroso. De hecho, teníamos que aprender a tocar el teclado entero si queríamos tener en nuestras manos un sintetizador análogo. Teníamos que aprender a usarlo correctamente, éramos verdaderos músicos en ese entonces”.

“En mi época, no solo hacíamos ritmos con nuestros celulares y tabletas como lo están haciendo estos Zoomers de la escuela secundaria en TikTok. En realidad, aprendimos a usar el DAW a lo máximo y lo mapeamos a nuestros controladores MIDI correctamente. No hay forma de que un iPad para niños pueda hacer lo que mi PC y Ableton hacen al máximo”.

“En mi época, teníamos que hacer mucho más que solo extraer la música de nuestros cerebros directamente a través de la Red Neural…”

Tú me entiendes.

Nuestras divisiones sobre las herramientas musicales son una historia tan antigua como la propia tecnología musical, tanto acústica como eléctrica, y requiere ver conscientemente nuestro arsenal de habilidades y nuestro flujo de señal con un ojo crítico. Esto puede llevar años, sino décadas, para llegar a un acuerdo con nosotros mismos, y no es un proceso que se puede apresurar. He hablado extensamente sobre este tema con alguien que ha tenido suficiente tiempo para reflexionar sobre las adquisiciones de su estudio a lo largo de las décadas y que se ha manifestado en el otro lado como un anti-consumista apasionado en lo en respecto a sus equipos musicales; es un verdadero Cornelius Cardew, te lo aseguro.

Su nombre es Joshua Eustis, más conocido por su proyecto de música electrónica experimental llamado Telefon Tel Aviv. Él ha estado dando candela un poco más tiempo que yo y tiene una gran cantidad de increíbles colaboradores en su resume, incluyendo a Trent Reznor, Maynard James Keenan, Dillinger Escape Plan y muchos otros. Uno pensaría que un músico electrónico a tiempo completo de su estatura tendría una casa entera dedicada a su arsenal de equipos musicales, ¿verdad?

"En el Internet miran a las personas que tienen un muro de mierda en su estudio y dicen 'Aaaah, necesito eso para hacer música... ¡Necesito todo eso!'. Mi pana, obviamente, no necesitas nada de eso. Puedes quererlo. Pero no necesitarlo. Hay una gran diferencia entre querer y necesitar y me he vuelto muy bueno en las últimas etapas de mi carrera determinando eso en mis adquisiciones para el estudio”.

Joshua ha reducido el tamaño de su estudio durante el año pasado, pasando de una consola masiva para mixear y paredes de sintetizadores de hardware, a un rack simple y portátil con algunos preamplificadores y una interfaz para controlar todo. Todo lo demás está "en la caja", por así decirlo, y fue increíblemente liberador escuchar cuán productivo se había vuelto en su flujo de trabajo mientras intentaba desviar conscientemente el impulso de recoger ese equipo nuevo y brillante y gastar una buena cantidad de dinero en efectivo solo para dejar que acumule polvo un mes después.

Todos hemos estado ahí, y no es por accidente: ahora hay industrias enteras en el Internet dedicadas a encontrar nuevas formas de vender equipos electrónicos. El estilo de vida de los influencers de contenido patrocinado en las redes sociales ha chocado con las comunidades de sintetizadores por todo el mundo, y el mutante que ha salido como resultado es algo que solo puede describirse como un “synthfluencer”. La próxima vez que veas una demostración de un equipo nuevo y boutique, o un unboxing en Youtube, o Instagram, verifica la descripción del video que estás viendo: ¿este video está patrocinado por la misma compañía que manufactura el producto? ¿Estás viendo un anuncio pagado y ni tan siquiera te das cuenta? Ahora comprueba el precio de esta pieza de equipo en Reverb: ¿el precio del aparato usado se disparó recientemente coincidiendo con una revisión reciente en Youtube? Solo por curiosidad, porque Joshua ha estado velando esto lo suficiente como para decir que son tonterías cuando lo ve.

“Estos synthfluencers de Instagram se han convertido en algo bastante tóxico para mucha gente porque establecen una lista que es simplemente demasiado alta para que cualquiera se dé cuenta. El perfil en las redes de ese tipo, ya tu sabes quién, ¿has visto su estudio y cuánta mierda el posee? ¡Es una locura! ¿Hacen discos o singles o EPs? ¿Alguna vez has oído la música que esta gente hace? Seguro que no. Por eso es que esta gente solo son conocidos por su perfil en las redes sociales... es [con voz de narrador de VH1] 'Estilos de vida de los ricos y famosos, ¡vengan a ver mis sintetizadores modulares!'".

Si la cultura de los sintetizadores online solo busca el más bajo denominador común de las luces intermitentes más elegantes y sexys y los productos más raros como medio de comercialización de marcas para quienes padecen de GAS, entonces es hora de desconectar conscientemente y cortar la tarjeta de crédito (metafóricamente, por favor). Necesitamos imponer limitaciones técnicas a la hora de producir música para encontrar un camino propio a seguir a través de los medios sónicos que ya tenemos disponibles. Menos es más. Y a menudo, somos más creativos cuando establecemos nuestras propias limitaciones en un proyecto en particular. Teléfono Tel Aviv está de acuerdo:

“No compres una pieza nueva para hacer música a menos que sepas con certeza que ejecuta una cosa exacta que sabes que no puedes ejecutar de ninguna otra manera, lo que rara vez sucederá. Casi siempre hay otra forma en la música electrónica de ejecutar tu idea”.

Tenemos estudios de grabación que completamente caben en la palma de nuestras manos. Lo menos que deberíamos hacer es explorar todas nuestras opciones a la hora de tomar una decisión financiera que solo nos pone más en deuda sin resolver ninguno de los problemas que tenemos con nuestro flujo de trabajo que nos hicieron buscar una solución con un nuevo aparato. ¿Por qué participar en este sistema roto si no es necesario cuando, en última instancia, todo lo que hace es sofocar nuestra creatividad al decirnos que no podemos ejecutar nuestras ideas sin consumir algo primero? ¿No nos inhibe el pensamiento crítico y el ingenio creativo el convencer a las personas a no resolver sus problemas en el estudio con las herramientas muy capaces que ya tienen a mano hoy en día, sino a continuar comprando ante todo? Josué continúa:

"La gente queda atrapada en el purismo como [burlonamente] 'Bueno, puedes ejecutarlo todo con el software, pero no es tan bueno como la pieza real', bueno, eso es una prisión, te vas a enviar a ti mismo a la cárcel con ese pensamiento... El purismo es una trampa, el purismo es una prisión”.

¿Por qué no adaptar, reinventar y reorganizar las herramientas que ya tenemos? La solución técnica a un obstáculo sónico no siempre está delante de nuestras narices, pero recuerda que es el pintor quien hace la pintura, y no el lienzo o la pintura en sí. Tu equipo es una caja de herramientas y un sitio de construcción, pero tú mismo sigues siendo el arquitecto. Todavía necesitas construir este edificio dentro de tus propios medios financieros y debes estar al día, sónicamente hablando. Si una ruta técnica no funciona, sigue adelante con las otras herramientas que ya tienes a tu alcance. Al final del día, la mente es lo que hace al artista, no las herramientas que usas.


Max Alper, también conocido como La Meme Young, es un profesor de música, escritor y cofundador de Klang Magazine. Hace música bajo el nombre de Peretsky.